25 de diciembre de 2009

OSVALDO PUGLIESE
Las teclas del arrabal

Por Kintto Lucas
Agosto de 1994


Sus manos son como dos pájaros que caminan por las teclas del arrabal, bailan los pájaros en ese piano perdido de Buenos Aires, se hacen amigos de todos y regalan madrugadas como el mar. Y el mar es como un espejo de su memoria. El lo mira y mira al tango, que es como meterse en todo el sentir del Río de la Plata. En todo ese mundo de conventillos que no tienen fuego, de hombres que aprendieron a flor de buche el trino de la calle. Quedaron atrapados en él los personajes: la paita, el compadrito, la milonga...

Y si "el Mago" siempre vuelve, no con la frente marchita, sino con la compleja e intrincada materia que modelo su ser arrabalero, en los boliches de abasto. El no vuelve, está ahí como un fantasma que camina por los muros de algún patio viejo en su Villa Crespo de antaño. Está con su tangués a cuestas, como si para él no fuera un soplo la vida. Está con todos los recuerdos de cuando recorría las calles lustrando zapatos, y se colaba en algún boliche para escuchar el decir tristón de algún bandoneón. Está con todo ese decir, por el que tantas veces la yuta lo encanó, ese pensar que recuerda la vida maltratada, ese que la dictadura quiso matar pero no pudo. Está con "La yumba", con "Malandraca", con "Cardo y malvón".

Como antes, como siempre como cuando barría los cines del centro bonaerense por unos pocos mangos, y se colaba a ver las películas de Carlitos. Como cuando se hizo comunacho de los verdaderos, no falsificado. Como cuando debutó, allá por el 24, en el Café de la Chancha, en Palermo. Como cuando creó su orquesta, allá por el 39, en el Café Nacional, y la hizo cooperativa, y todos los músicos ganaron igual y todos eran buenos. Como cuando tocó junto a Joan Manuel Serrat en Madrid. Como antes, como después, como siempre... Como cuando en aquel boliche de Montevideo, allá por el 89, decía: "Todavía hay chance para el tango, todavía hay chance para seguir pensando en los amigos, en el barrio. Todavía hay chance para mejorar el mundo. Todavía hay chance para seguir pensando igual que antes".

Cierto día, con 89 pirulos en el alma, decidió quedarse en Buenos Aires, y se quedó en toda la América. ¿Su nombre? Simplemente Pugliese. El troesma Osvaldo para los amigos.

1 comentario:

  1. Brillante....!! Excelente desde todo punto de vista, gracias por la visiòn de don Osvaldo!!

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