25 de diciembre de 2009

CARLOS GARDEL
Cada día canta mejor

Por Kintto Lucas
Junio de 1992


Volver... el mago siempre vuelve, no con la frente marchita sino con la compleja e intrincada materia que modeló su ser arrabalero. Es como un fantasma que camina por los pretiles de la memoria, o tal vez una sombra que baila el dos por cuatro en el patio de algún conventillo de la Boca porteña o el Sur montevideano. Vuelve con su tangués a cuestas y su trino de zorzal, como si para él no fuera un soplo la vida. Y quizá por eso, cada día cante mejor.

UNO

Percanta que me amuraste
en lo mejor de mi vida
dejándome el alma herida
y espina en el corazón.
Sabiendo que te quería,
que vos eras mi alegría
y mi sueño abrasador.
Para mí ya no hay consuelo,
y por eso me encurdelo,
pa olvidarme de tu amor.

Jorge Luis Borges, en lugar de mito siempre consideró a Gardel como un traidor al tango. No cuestionaba su voz sino las letras de lo que cantaba y decía: "La milonga y el tango de los orígenes podían ser tontos o, al menos atolondrados, pero no eran valerosos y alegres. El tango posterior es un resentido que deplora con lujo sentimental las desdichas propias y festeja con desvergüenza las desdichas ajenas". Y es justamente el ojo enojado de Borges que comienza a revelar un Gardel más polémico, marginal y hostilizado. El mismo Gardel que años después otro argentino, el escritor Manuel Puig hizo entrar en las tablas en una controvertida obra de teatro. Un Gardel que busca trabajo como cantor en un burdel de segunda en la Buenos Aires de los años diez, despreciado por querer cantar lo que no se podía y humillado por su origen humilde. Decía Puig que cuando escribió su obra sobre "el mago" le fue imposible acceder a la biografía porque "no existe documentación confiable sobre su vida". Prácticamente todo lo que se conoce son sus 909 canciones grabadas, sus filmes y las notas de los diarios. Fue así que el escritor intentó recoger la opinión de los amigos de Carlitos todavía vivos, pero se encontró con un pacto del silencio. Entonces decidió crear una obra que tal vez pueda interpretar, o no, su vida. Pero mucho de lo que se ha escrito sobre el rey del tango puede ser verdad y mentira a la vez, porque la realidad de su vida es una leyenda que ultrapasa esas dos dimensiones.

DOS

Cuando voy a mi cotorro
lo veo desarreglado
todo triste abandonado
me dan ganas de llorar.
Me detengo largo rato
campaneando tu retrato
pa poderme consolar
.

Uno de los puntos más controversiales del cantor está en su origen, en el lugar de su nacimiento. A pesar de que distintas investigaciones de algunos autores indican que nació en Tolouse, al sur de Francia y que su verdadero nombre fue Charles Romuald Gardes, no hay pruebas suficientes como para afirmar que esa sea la verdad. Otros tantos tangueros argentinos afirman que nació en su país y exhiben sus argumentos. Por su parte, los uruguayos dicen que vio la luz por primera vez en el departamento de Tacuarembó, y muestran certificados de nacimiento y hasta el pasaporte encontrado en el lugar de su muerte. Pero esos no son los únicos argumentos, también están los futbolísticos: algunos comentan que después de la final del Mundial del 30, cuando Uruguay ganó a Argentina 4 a 2, Gardel felicitó expresamente a los jugadores uruguayos y mostró su alegría por el triunfo, a su gran amigo, el jokey Irineu Leguisamo.

TRES

Ya no hay en el bulín
aquellos lindos frasquitos,
adornados con moñitos,
todos de un mismo color,
y el espejo está empañado
si parece que ha llorado
por la ausencia de tu amor.


Lo cierto es que la nacionalidad del Mago sigue sin comprobarse. En todo caso a muchos rioplatenses amantes del tango, sean ellos uruguayos o argentinos, no les importa tanto conocer de dónde era Gardel, para esos tangueros de ley la nacionalidad no cambia en nada su vida, su voz, o su recuerdo. El misterio con respecto a su lugar de nacimiento solo sigue fomentando el mito y va ligado a su origen pobre, su voz que sigue cautivando, su estilo campechano y el entrañable sentido de las letras que cantó. Como Jorge Luis Borges y Manuel Puig, el investigador y escritor uruguayo Eduardo Paysée González, luego de realizar una meticulosa investigación recopilando entrevistas, documentos, declaraciones de Gardel y sus amigos más allegados, conforma una personalidad con muchos claroscuros. Una personalidad que se lleva mucho mejor con el tango que la de latin-lover que supo difundir el cine.

CUATRO

Denoche cuando me acuesto
no puedo cerrar la puerta
porque dejándola abierta
me hago ilusión que volvés
Siempre traigo bizcochitos
pa tomar con matecito
como cuando estabas vos.
Y si vieras la catrera
como se pone cabrera
cuando no nos ve a los dos.


Angustiado por la falta de una identidad que no le dio su nacimiento, Gardel buscó en el arrabal, los amigos, las mujeres y la música, el afecto que no tuvo en su niñez. Sin embargo, la fama, los muchos amores, las ruedas de boliche y sus vinculaciones con los gobernantes del Río de la Plata, nunca pudieron desterrar esa profunda soledad que llevaba adentro. Ese Gardel de Puig, Borges y Paysée es lo más parecido a Carlos Gardel. Del orillero y marginalizado de los primeros tiempos al cantor de casinos lujosos, teatros famosos y actor de cine de los años 30 encontramos un Carlitos más humano, por lo tanto más verdadero, con una trayectoria repleta de sueños y frustraciones, un ser nostálgico y un tanto introvertido que se hizo en tangos y se fue "modelando en barro, en miseria, en las amarguras que da la pobreza" -como dice La Cumparcita-, hasta comenzar su camino al mito una noche de 1927 en el Teatro Esmeralda de Buenos Aires cantando Mi noche Triste.

CINCO

La guitarra en el ropero
todavía está colgada
nadie en ella canta nada
ni hace sus cuerdas vibrar
Y la lámpara del cuarto
también tu ausencia ha sentido
porque su luz no ha querido
mi noche triste alumbrar.

El tango tuvo su origen en las danzas eróticas bailadas por negros milongueros y prostitutas, en las calles de Buenos Aires y Montevideo. En su inicio solo fue bailado entre hombres ya que a las mujeres no se les podía permitir "esas libertades". Lentamente fue abandonando los guetos de los barrios negros rioplatenses para tornarse moda en París y Estados Unidos y, desde allí llegó a las clases medias altas de las dos urbes del Plata. El baile de cuerpo pegado de los compadritos, lleno de cortes y quebradas invadió así, los salones de la burguesía, y las señoras fueron autorizadas, con ciertos reparos, a danzarlo. La trayectoria del tango es la del propio Gardel. Como su música, el "zorzal criollo" salió del suburbio, "del conventillo que no tuvo fuego, salió con el fardo cargado y aprendió del hambre a flor de buche el trino de la calle", según dijera alguien. En él y sus canciones quedaron atrapados todos los personajes del arrabal, toda la vida del submundo rioplatense de las primeras décadas del siglo. Pocos artistas caminaron por la vida tan íntimamente ligados a su arte y muchos menos lograron sobrevivir sesenta y un años a su propia muerte. Eso ya no es mito.

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