24 de diciembre de 2009

CESAR VALLEJO
En París, con España en la piel

Por Kintto Lucas
Abril de 1996


El 15 de abril de 1938, Gonzalo More (amigo del poeta César Vallejo) llegó a la clínica donde éste estaba internado, con miedo y esperanza, entrelazadas en algún rincón del corazón. "Llegué minutos antes de las nueve -dijo tiempo después-, con una vaga esperanza de que una reacción hubiera podido producirse durante la noche. Cuando subí las escaleras, la puerta del cuarto de César se abrió, y una mujer salió corriendo, pero antes pude entrever la cama de César y lo vi rígido y con la cabeza para atrás. Hacía cinco minutos que había muerto. Cuando salimos con Juanito (el escritor Juanito Larrea) entraba un cura que no sé quien tuvo la idea de llamar".

El cura había sido enviado por el Consulado de Perú, cuyas autoridades dijeron que correrían con todos los gastos del entierro, a condición de que fuera religioso con funerales en una Iglesia. Pero More, Larrea y otros escritores se opusieron a esa idea, y pidieron que se hiciera cargo del entierro la Asociación de escritores de la Casa de la Cultura del Perú. "Vallejo debe ser enterrado por sus amigos", dijeron.

En la práctica, los detalles del funeral corrieron por cuenta del Partido Comunista francés. La Asociación de escritores hizo circular una carta que decía: "Queridos camaradas: cumplimos el deber de comunicaros una dolorosa nueva. Nuestro amigo César Vallejo, el gran poeta peruano, acaba de morir en París. En estos graves momentos de la historia, nuestro secretariado quiere rendir este piadoso homenaje a aquel que torturado por los trágicos acontecimientos de España, no pudo resistir tanto dolor".

El entierro fue el 19 de abril en el cementerio de Mountrouge, un pueblito de la llamada cintura roja de París. Luego sería trasladado al cementerio de Montparnasse. Al frente del cortejo marcharon, entre otros, Luis Aragón. Jean Cassou, André Malraux, Tristán Tzara y Nicolás Guillén.

"Me moriré en París con aguacero/ un día del cual tengo ya el recuerdo", había escrito el poeta antes de viajar a Francia. Se equivocó con esa afirmación. Tiempo después el poeta cubano Nicolás Guillén recordaba el entierro de Vallejo diciendo: "Yo no olvido al cholo Vallejo muerto de dolor de España en París, y a cuyo entierro fui una mañana llena de sol francés, con grandes nubes blancas en el cielo azul".

Así, sin lluvia, con mucho llanto y recordando España se fue el poeta que transgredía la palabra. El que dio vuelta el sol agarrándose el alma. El de las palomas y los pájaros viajeros. El de Trilce, Los heraldos negros y Poemas humanos. El que de puro calor siempre tuvo frío.

Se fue, tal vez con su: "Confianza en el anteojo, no en el ojo;/ en la escalera nunca en el peldaño;/ en el ala no en el ave/ y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo./ Confianza en la maldad, no en el malvado,/ en el vaso, más nunca en el licor;/ en el cadáver, no en el hombre/ y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo./ Confianza en muchos, pero ya no en uno/ en el cauce, jamás en la corriente;/ en los calzones no en las piernas/ y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo./ Confianza en la ventana, no en la puerta;/ en la madre, más no en los nueve meses;/ en el destino, no en el dado de oro,/ y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo."

Cierto día, Nicolás Guillén, el de las palabras musicales, el del son poético, decía "si en esos avatares de tu vida viajera, un día vas a París, llévale una flor a Vallejo. Llévasela con un verso de la vida y, si es posible, dile que todavía existimos".

Hasta hoy, 58 años después de su muerte, muchos poetas y escritores latinoamericanos que van a París, no pueden dejar de pasar por el lugar donde quedó sepultado César Vallejo, uno de los poetas más grandes de la lengua española.

1 comentario:

  1. Concuerdo totalmente, el gran poeta de la lengua española....sin duda, uno de los mas grandes!!

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