25 de diciembre de 2009

JORGE AMADO
Perdido en el Peloirinho

Por Kintto Lucas
Agosto de 2001



UNO
Hace más de diez años, mientras el sol se recostaba contra el mar y en la playa la batucada era un deleite, el escritor brasileño Jorge Amado me decía: "Esto es Bahía, pero Bahía es mucho más, son los sueños, es la magia de Brasil. Mis personajes están en las calles. Si usted camina por Salvador los ve, y esa es mi gran felicidad. Ellos no están solamente en las páginas sino también en las calles. Allí los busqué y allí los dejé". Ciertamente aquel día en su casa del barrio Río Vermelho en Salvador, con pocas palabras y su tono parsimonioso de siempre, Amado me definía su obra.

Y cuando uno lee sus libros lee a Bahía. Sus personajes son Bahía. Un rincón del Brasil atiborrado de pobreza, pero rico en alegría y creatividad. Con su interior de seca y sertao y la costa de playa y batuque. Del trío eléctrico en carnaval y el birimbao en cualquier tiempo. De Salvador con sus dos ciudades: una baja y la otra alta. Del Pelourinho y sus conventillos. De los talleres de pintura artesanía y los burdeles de paredes cayendo. De la umbanda y los pae de santo. De los templos de candomblé y la música de Gilberto Gil, Caetano Veloso y Dorival Caymi. De la frescura y la sensualidad casi irresistible de las mulatas. De las bahianas vendiendo vatapá y la procesión de Nossa Senhora dos Navegantes. De Yemanjá y los Preto Velho. Eso es Bahía, pero también es mucho más... Los coroneles dueños de tierras y vidas en el interior y el trabajo del campesino por un plato de feijao con farinha de mandioca. La tierra que arde con esqueletos flacos de bueyes y caballos y las plantaciones de cacao. Las favelas colgando de Salvador y los hoteles cinco estrellas por todos lados. Eso es Bahía.

DOS
Todo 10 de agosto es histórico para los bahianos y las bahianas, porque ese día nació el escritor que los hizo conocer universalmente. El autor de Cacao, Los subterráneos de la libertad, Doña Flor y sus dos maridos, Tieta do agreste, Tienda de los milagros y Gabriela Clavo y Canela, por nombrar algunas de las obras más conocidas de Jorge Amado, quien se marchó este 7 de agosto, el mismo día que Caetano Veloso tocaba los 59 años y tres días antes de cumplir los 89.

Pero para hablar de aniversarios habría que recordar aquel de 1992, cuando Amado cumplió 80 años y la Fundación Casa que lleva su nombre en coordinación con el gobierno estadual organizaron una programación que además de Salvador se extendió por Ilheus y Jequié, en Bahía, Río de Janeiro, Sao Paulo y París, donde se realizó una exposición conmemorativa en el Centro Georges Pompidou. El gran festejo estaba preparado, pero sus palabras lo detuvieron. "El día 7 cumplió 50 años Caetano Veloso, uno de los más grandes brasileños vivos -comentó Amado. El sí merece todas las fiestas y todos los aplausos, porque está en pleno vigor de su fuerza creadora. Su poesía es una denuncia como fue la de Gregorio de Mattos y la de Castro Alves (poeta vinculado a la lucha contra la esclavitud). Ese menino de Santo Amaro (lugar de nacimiento de Caetano Veloso) merece todo nuestro cariño y amor".

La humildad era una de sus características, y sabía que vive en el corazón, ya no de Bahía sino de América Latina, sin necesidad de grandes homenajes. Esa sencillez queda más clara cuando habla de su libro Navegación de cabotaje, que algunos críticos los mencionaron como su autobiografía. "En general -afirmó-, en una autobiografía, una persona levanta su propia estatua para recoger glorioso el aplauso del público. Pero este libro no es nada de eso. El título ya lo dice todo, pues la navegación de cabotaje es la navegación de tramos cortos, de poca importancia. En ese libro yo hago una liquidación a precio barato de las pequeñeces de mi vida". A pesar de esa modestia, en casi toda Europa, en especial Francia y España lo llaman maestro. "Acá me dicen maestro -comentaba-, pero es en Bahía, caminando por sus calles, donde me siento bien".

TRES
Salvador, es una ciudad de dos realidades. "La realidad cotidiana, terrible, y la realidad mágica que es más grande que la otra", decía Amado. Y ambas realidades estuvieron siempre presentes en la vida del escritor. "Cada página que escribí -decía-, lo hice del lado de los pobres contra los ricos. Muchas veces de forma muy primaria. En mis primeros libros todos los pobres son buenos, son héroes y todos los ricos son malos, son unos malditos y había que matarlos. Y eso no es verdad, la gente es más compleja, sobre todo los pobres. Pero yo no podía saber todo eso a los 18, 20 y 23 años que fue cuando escribí mis primeras novelas. Eso lo aprendí poco a poco con el pueblo".

Y el transcurso de los años también le hizo perder prejuicios. "Cuando yo era joven -explicaba-, todo lo veía desde el lado triste y miserable. No había aún convertido en experiencia vital, por consecuencia también literaria, una cosa que ha sido muy importante en mi vida. Yo he aprendido más en los prostíbulos que en los colegios. Mi adolescencia literaria transcurrió en parte allí. Mis primeras lectoras han sido las prostitutas. Yo tengo una inmensa ternura por esas mujeres. Pero fue poco a poco que me apoderé de todo ese lado tan bueno. Creo que debo a esto el hecho de que en mis libros el sexo es siempre sano y alegre, nunca es sucio o perverso. Es siempre una fiesta. El sexo es algo que está para dar al ser humano alegría, y esto lo aprendí en los prostíbulos, con las mujeres 'de la vida' de mi país".

Tal vez por eso en la obra de Amado tampoco se idealiza a la prostituta. En Teresa Batista cansada de guerra, una de las obras dedicada especialmente a ellas, Amado describe la lucha de la prostituta por la vida, su pelea diaria por la dignidad, incluso llegando al punto de realizar una huelga. "Ellas son las más desgraciadas de todos los seres, dice el escritor. No tienen derecho a sindicatos, no tienen el apoyo de los partidos, ni de derecha ni de izquierda. Por eso la huelga. Y si uno lee el libro verá que no es un elogio a la prostitución. Es la lucha de la prostituta por la vida. Yo nunca hice de ellas mujeres felices o desgraciadas, hice mujeres. Hice personas con dignidad y amor por la vida. Porque una cosa es sufrir sabiendo conservar el amor y las ganas de vivir".

CUATRO
A pesar de la pobreza cotidiana a lo largo del país, las ganas de vivir, el arte y la alegría están íntimamente ligados al pueblo de Brasil. Eso se presta para que varias veces los periodistas europeos hayan increpado a Jorge Amado, señalándole: "¿cómo con tanta miseria el brasileño baila en las calles y hace el carnaval?". Cada vez que escuchó esas palabras el novelista se enojó, y subiendo un tono de voz, asiduamente tranquilo les dijo: "No hay que confundir el hecho de que porque el brasileño tenga su arte de vivir no sea un pueblo que lucha contra las situaciones adversas. Doy gracias que este pueblo mestizo sea tan fuerte, tan resistente. Que esté vivo, lo que ya es un milagro y que tenga la capacidad de hacer la fiesta y no dejarse matar y enterrar".

Muchas de sus novelas han sido adaptadas para cine o televisión, lo que hizo que tuvieran una repercusión inusual. Pero eso tiene su lado positivo y su lado negativo, aunque en todo caso el aporte en la difusión, dado sobre todo por la TV siempre ha sido valorado por el escritor. "Cualquier adaptación a una obra de ficción es una violencia contra el autor. Hay cosas que me costaron trabajo, que me parecen importantes y luego no están en la adaptación. Pero también hay algo positivo por ejemplo el libro Tieta do agreste, escrito en 1976, vendió cerca de 800.000 ejemplares en el país, mientras que la novela de la TV Globo fue vista por más de 50 millones de personas. Algo similar ocurrió con Gabriela, clavo y canela".

En tanto que Tienda de los milagros, una novela contra el prejuicio racial, al trasladarla a la TV hizo que por primera en Brasil el 85 por ciento de los actores en papeles principales (ya no de mayordomos o cocineras) fueran negros. Los más grandes actores negros. Ese hecho tiene el mérito de haber roto una tradición de racismo en la televisión. "Eso me deja contento porque se rompen esquemas establecidos y se difunden los mensajes que quiero difundir, mucho más que a través de un libro", comentaba.

También hubo sueños en la vida de Jorge Amado, sueños creados, amados y recreados en cada uno de sus días y en cada una de sus novelas. Pero tal vez como todos/as tenía uno principal, uno que deseaba echar a volar para que se torne realidad: "Mi sueño es una revolución sin ideología donde el destino del ser humano, su derecho a comer, a trabajar, amar, vivir la vida plenamente, no esté condicionado al concepto expreso e impuesto por una ideología, sea cual sea".

Jorge Amado ha escrito más de treinta novelas que fueron traducidas a más de veinte idiomas. Paseó a Bahía por el mundo. Dio a conocer la simbiosis entre magia y realidad, sueños y tristezas, alegrías y deseos sin concretar. Pintó las calles, las personas y los mundos de Salvador. Mostró el sufrimiento diario de su gente, y su resistencia, sin miedo a ser feliz. Describió la humanidad de ese país. Ahora, siguiendo el camino de sus personajes, se perdió para siempre en las calles del Pelourinho. Ahora, y antes, y después, Jorge Amado es Bahía.

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