26 de diciembre de 2009

EDUARDO GALEANO
La historia del mundo al revés

Por Kintto Lucas
Mayo de 1991

Hace pocos días la Fundación Lannan de Nuevo México, Estados Unidos, otorgó al escritor uruguayo Eduardo Galeano un premio de 250.000 dólares en reconocimiento ''al impacto de su obra, que trasciende la literatura''. Días antes, en Montevideo era presentado Patas arriba. La escuela del mundo al revés, un nuevo libro en el que el autor desenreda la realidad de este fin de siglo.

Hay quienes dicen que todo acontecimiento tiene muchas realidades y que depende de la persona que lo mire o lo interprete. Hay otros que aseguran que la realidad no existe, que todo es ficción. En todo caso, la realidad siempre es un espacio para la polémica. Galeano ha desmenuzado la historia de América Latina transitando el puente que une mito y realidad. La cercanía del año 2000 es un momento preciso para recrear su mirada, para hojear esa realidad al revés y ver que el siglo XX culmina con un mundo de valores invertidos y Alicia, el personaje de Lewis Carroll, no necesitaría cruzar ningún espejo para toparse con el absurdo.

''El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo'', dice Galeano.
El mundo patas arriba de hoy nada tiene que ver con el que encontramos en El libro de los abrazos, una obra que, según Galeano, le ha dado lindas satisfacciones: ''Me dio una gran alegría, porque yo lo armé con textos y dibujos. Me dediqué página por página con la intención de ofrecer una fiesta para los ojos. Busqué que pudiera ser leído y mirado con placer. Cuando yo era niño me daba pena de ver a los adultos siempre condenados a leer libros sin dibujos. Sin embargo, después me transformé en atormentador de adultos con mis grandes libracos sin ilustraciones, entonces quise reivindicarme''.

En Las palabras andantes también reivindica la imagen, no sólo de la palabra sino del grabado de Juan Borges, un artista brasileño que vive el mito en cada una de sus obras. Memoria del Fuego es otra cosa. ¿La historia tomando partido? ''Es una obra libre de creación poética, pero con base documental -comenta Eduardo-. Todo lo que en ella se cuenta ocurrió. La historia que conocemos es una historia contada por y para machos, blancos, ricos y militares. Memoria del fuego intenta rescatar la historia de los "nadies", que son los que valen la pena, los que realmente tienen importantes hechos para contar''.

Tal vez por esa necesidad de contar a la gente los hechos de la gente, huyó del lenguaje intrincado utilizado por los historiadores, pesado, como el de los colegios que generalmente quita las ganas de leer a los muchachos... ''Los escritores que no tenemos vergüenza de proclamar que nuestra literatura no es inocente, que toma partido, tenemos que transformar constantemente nuestro lenguaje -asegura el escritor. El lenguaje que utilizamos en décadas anteriores no tiene capacidad de comunicación real con las personas, porque se dirige sólo a la cabeza del lector y el lector no es sólo cabeza. El lenguaje debe unir razón y emoción atando las ideas a los sentimientos''.

Memoria del fuego también rescata el papel, siempre olvidado, que cumplió la mujer en la historia. ''Cuando investigué la historia de América Latina para escribir, fui confirmando que las mujeres tenían un papel mucho más importante que el asignado por la historia oficial -señala-. Hubo muchas rebeliones comandadas por mujeres, como el caso del mayor levantamiento de esclavos en Jamaica, en el siglo XVII, liderado por la esclava Nani. Una persona mitad mito y mitad realidad, aunque nadie sabe dónde termina la realidad y empieza el mito. La leyenda es siempre una versión poética de la realidad...''.

Se podría decir que América Latina es, también, la versión mágica de la realidad. ''Toda realidad es fantástica. Nosotros fuimos entrenados por la cultura dominante para no escuchar los sonidos que prueban que la realidad es mágica. No nos dejaron ver las imágenes de magia y fantasía que tiene la realidad. No hay realidad que no contenga locura y belleza, aunque tal vez la de América Latina sea un poco más fantástica que las otras''.

Tal vez el absurdo de este fin de milenio sea mucho más aterrador que fantástico. Para eso basta ver las bombas cayendo sobre Yugoslavia; el desempleo neoliberal en toda América Latina; la progresiva indiferencia de las comunidades urbanas sometidas, paradójicamente, a crecientes niveles de violencia.

Escrito contra la resignación a vivir en ese mundo del absurdo, el último libro de Galeano abre los ojos a la realidad. ''El precio de una camiseta con la imagen de la princesa Pocahontas, vendida por la casa Disney, equivale al salario de toda una semana del obrero que ha cosido esa camiseta en Haití, a un ritmo de 375 camisetas por hora'', dice el autor.

Ese pequeño-gran ejemplo es parte de ese mundo al revés que vivimos y que Eduardo Galeano describe para después hacer un llamado a cambiarlo y a imaginar que la realidad es como un dibujo de Joaquín Torres García, el maestro del arte constructivo, donde el Sur es el Norte, lo que implica ponerlo a nuestros pies.

25 de diciembre de 2009

OSVALDO PUGLIESE
Las teclas del arrabal

Por Kintto Lucas
Agosto de 1994


Sus manos son como dos pájaros que caminan por las teclas del arrabal, bailan los pájaros en ese piano perdido de Buenos Aires, se hacen amigos de todos y regalan madrugadas como el mar. Y el mar es como un espejo de su memoria. El lo mira y mira al tango, que es como meterse en todo el sentir del Río de la Plata. En todo ese mundo de conventillos que no tienen fuego, de hombres que aprendieron a flor de buche el trino de la calle. Quedaron atrapados en él los personajes: la paita, el compadrito, la milonga...

Y si "el Mago" siempre vuelve, no con la frente marchita, sino con la compleja e intrincada materia que modelo su ser arrabalero, en los boliches de abasto. El no vuelve, está ahí como un fantasma que camina por los muros de algún patio viejo en su Villa Crespo de antaño. Está con su tangués a cuestas, como si para él no fuera un soplo la vida. Está con todos los recuerdos de cuando recorría las calles lustrando zapatos, y se colaba en algún boliche para escuchar el decir tristón de algún bandoneón. Está con todo ese decir, por el que tantas veces la yuta lo encanó, ese pensar que recuerda la vida maltratada, ese que la dictadura quiso matar pero no pudo. Está con "La yumba", con "Malandraca", con "Cardo y malvón".

Como antes, como siempre como cuando barría los cines del centro bonaerense por unos pocos mangos, y se colaba a ver las películas de Carlitos. Como cuando se hizo comunacho de los verdaderos, no falsificado. Como cuando debutó, allá por el 24, en el Café de la Chancha, en Palermo. Como cuando creó su orquesta, allá por el 39, en el Café Nacional, y la hizo cooperativa, y todos los músicos ganaron igual y todos eran buenos. Como cuando tocó junto a Joan Manuel Serrat en Madrid. Como antes, como después, como siempre... Como cuando en aquel boliche de Montevideo, allá por el 89, decía: "Todavía hay chance para el tango, todavía hay chance para seguir pensando en los amigos, en el barrio. Todavía hay chance para mejorar el mundo. Todavía hay chance para seguir pensando igual que antes".

Cierto día, con 89 pirulos en el alma, decidió quedarse en Buenos Aires, y se quedó en toda la América. ¿Su nombre? Simplemente Pugliese. El troesma Osvaldo para los amigos.
PAULO FREIRE
La pedagogía de los sueños

Por Kintto Lucas
Mayo de 1997



UNO
En la tarde que Paulo Freire comenzó a ser alfabetizado, en el suelo de la quinta de su casa en las afueras de Recife -estado de Pernambuco, Brasil-, con palabras que nada tenían que ver con el mundo adulto sino con el suyo propio, teniendo como pizarrón la tierra y como tiza una ramita de árbol, el mundo del niño no fue violentado sino penetrado y comprendido. Tal vez desde entonces los sueños de Paulo Freire comenzaron a ser históricamente viables.

Hace algún tiempo, en una conversación Paulo Freire decía: "Perdidos están los que no sueñan apasionadamente, que no son románticos. Yo sueño con que nunca más se vacíen las calles. Que nunca más los líderes políticos se sirvan de las plazas llenas para poder negociar arriba. Sueño con que aprendamos todos a asumir democráticamente los cambios. Sueño con una sociedad reinventándose de abajo hacia arriba, donde todos tengan derecho a opinar y no apenas el deber de escuchar. Este es un sueño históricamente viable, pero demanda que la gente anteayer hubiese descruzado sus brazos para reinventar esa sociedad".
Esas palabras pintan entero a Paulo Freire, quien comenzó con sus métodos pedagógicos en el estado brasileño de Pernambuco para más tarde trasladarlos a todo Brasil... y al mundo.

DOS
Con el golpe militar de 1964 en Brasil vienen la cárcel y los años de exilio. Años plenos de trabajo, invitado por diversas naciones para que brindara su experiencia como educador. Y así anduvo por Guinea-Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Angola, Cabo Verde, Nicaragua y Granada. Regresó al Brasil y entre 1988 y 1992, fue Secretario de Educación de Sao Paulo. "Nuestra preocupación central al frente de la Secretaría de Educación fue cambiarle la cara fea a la escuela municipal -decía Paulo en aquel momento".

Dificultades económicas, edificios en mal estado, programas antiguos, son algunas de las realidades que afectan a las escuelas en América Latina. ¿Sería esa la cara fea de la escuela? "Nuestra escuela pública siempre fue una escuela autoritaria y elitista. El exceso de autoridad del poder con relación a las escuelas, es la causa de los obstáculos que encuentran los hijos de los trabajadores, los hijos de las 'favelas', primero para entrar a la escuela y después para permanecer en ella. Gran parte de los niños de las clases populares en todo Brasil no entra a la escuela -hay ocho millones en edad escolar fuera de las aulas- y los que entran son reprobados luego. Irónicamente ese fenómeno se llama 'evasión' escolar.

TRES
Paulo Freire siempre pensó que enseñar a leer y escribir a esos niños exige otra comprensión del lenguaje. "Eso implica reconocer que hay una sintaxis propia de las clases populares -decía-. Cuando esto no se toma en cuenta, se están poniendo obstáculos al proceso de aprender a escribir y leer. Es un absurdo que en las escuelas primarias de las áreas populares, se subraye con rojo 'errores' de idioma como la concordancia entre el verbo y el pronombre. En Brasil decimos 'a gente' que significa nosotros. La gente popular dice 'a gente llegamos' en lugar de 'a gente llegó'. Yo pregunto ¿quién determinó que 'a gente llegó' es lo válido? ¿Quién dijo que este es el portugués llamado patrón culto? Si hay un patrón culto es porque hay uno que no lo es. ¿Quiénes hablan lo inculto? Las masas populares. Allí ya se plantea la cuestión de poder con respecto al lenguaje. La gramática aparece como un instrumento de poder y represión. No es que defienda la tesis de que los niños populares deban seguir diciendo 'a gente llegamos'. Deben aprender a decir 'a gente llegó' y conocer la razón gramatical por la cual dicen eso. Pero antes tenemos que respetar la sintaxis popular. Respetar la identidad de su cultura, de su sabiduría. Y para que los niños populares aprendan el llamado 'patrón culto', debemos partir de su patrón, por lo tanto de su lenguaje, demostrándole que ellos también hablan bonito".

Esas mismas palabras las dijo siendo Secretario de Educación, y la prensa tituló "Freire no quiere que los profesores corrijan". "Miren cómo es posible distorsionar y hacer un mal tremendo -comentaba Paulo en esa ocasión-. Un gran número de profesores, un poco ingenuos, quedaron convencidos de que no tenían que corregir nada. La educación es una acción que implica corrección, autocorrección y un permanente proceso de crecimiento de cada uno. No se crece sin corrección. La cuestión es saber cómo corregir, por qué, en función de qué y para qué".

Algunos niños aprenden a leer y escribir superando el primer momento de expulsión, pero son reprobados después en distintas disciplinas. "Esto ocurre -enfatizaba el pedagogo brasileño-, porque la escuela les impone una forma de apreciación que no se corresponde con el tipo de experiencia social que esos niños tienen. Cambiar la cara a la escuela es, en el fondo cambiar la organización de los programas de estudio, es alterar la comprensión metodológica de la enseñanza, la comprensión de lo que significa 'enseñar', de lo que significa 'aprender'. Y eso no se hace por decreto. Pero no se puede democratizar la escuela de una manera autoritaria porque sería un contrasentido. Cuando uno se da cuenta de eso, descubre que hay algunos caminos para lograr ese objetivo. El principal es el convencimiento de los profesores, la formación científica permanente del cuerpo docente".

CUATRO
Las dificultades encontradas por Paulo Freire al frente de la Secretaría de Educación fueron muchas. Tal vez eso afirmó la teoría de los que señalan que para modificar la educación primero hay que cambiar la sociedad. "Con la experiencia de la práctica uno percibe que no hay que esperar a que la sociedad cambie -comentaba-. La mejor manera que tendríamos de no hacer nada, sería esperar que la sociedad cambie, porque ahí no cambia nada. En la alcaldía estuvimos metidos en el subsistema oficial, una burocracia que hizo todo lo posible para perjudicar nuestro trabajo, sin embargo se hizo bastante".

Otra forma de autoritarismo es la segregación con niños que no cumplen los patrones de aprendizaje exigidos por la escuela. Son los niños derivados a lo que en muchos países se denomina 'Escuelas Especiales'. "En Brasil -comentaba sonriendo-, son pésimas. Los niños de esas escuelas son normales pero son reprimidos. Los test, para percibir la inteligencia o la habilidad son absurdos. Me comentaban el caso de tres niños de Sao Paulo que fueron considerados incompetentes desde el punto de vista del ritmo y en relación al aprendizaje de lectura y escritura. Inmediatamente después de ser considerados incapaces, empezaron a bailar un zamba acompañándose con una caja de fósforos, mostrando la creatividad que tenían. Es terrible que nos dejemos caer en la trampa de la falsa cientificidad, afirmando cosas que no son".

Otro motivo de debate es la "capacidad" de ciertos "educadores" para castrar la creatividad de los niños. "Uno de los problemas más importantes que tenemos en este fin de siglo -decía Freire-, por el alto desarrollo tecnológico es la pérdida de la curiosidad y la creatividad. Cada vez queda un espacio más pequeño para la curiosidad y la creatividad. Algunos pocos, lejos de las grandes masas, producen conocimientos al servicio de una minoría que comanda el mundo desde el poder. Estas minorías son las únicas que se están dando el lujo de pensar creativamente, de indagar y desarrollar su curiosidad. Ellas piensan curiosamente para que las mayorías no piensen. Los educadores pueden jugar un papel fundamental para cambiar esa realidad".

Paulo Freire falleció a los 75 años y hasta el final estuvo creando, pensando, escribiendo y reflexionando. Tal vez por eso, todavía encontraba una forma fluida de comunicarse con la juventud. "Hay que aprender con los jóvenes -decía-, y entender cómo ellos entienden la vida, que no es necesariamente igual. Para mí el rock es una locura. Esa desarmonía, ese barullo... Pero eso tiene que ver con el tiempo histórico de la juventud. Yo no puedo esperar que esta juventud inquieta, decepcionada con los viejos, en conflicto con sí misma y su tiempo quiera 'boleros'. Su forma de expresar la vida y la comunicación es la anticomunicación. Yo tengo el derecho de que no me guste, pero tengo el deber de entender y no simplemente decir esto no sirve. Mi criterio de la belleza es diferente".

Una charla con Paulo Freire dejaba múltiples enseñanzas, dejaba su humanismo, su humildad, su sabiduría. Cuando conversaba enseñaba, pero también aprendía. Siempre estaba aprendiendo, apostando a la pedagogía de los sueños.

JORGE AMADO
Perdido en el Peloirinho

Por Kintto Lucas
Agosto de 2001



UNO
Hace más de diez años, mientras el sol se recostaba contra el mar y en la playa la batucada era un deleite, el escritor brasileño Jorge Amado me decía: "Esto es Bahía, pero Bahía es mucho más, son los sueños, es la magia de Brasil. Mis personajes están en las calles. Si usted camina por Salvador los ve, y esa es mi gran felicidad. Ellos no están solamente en las páginas sino también en las calles. Allí los busqué y allí los dejé". Ciertamente aquel día en su casa del barrio Río Vermelho en Salvador, con pocas palabras y su tono parsimonioso de siempre, Amado me definía su obra.

Y cuando uno lee sus libros lee a Bahía. Sus personajes son Bahía. Un rincón del Brasil atiborrado de pobreza, pero rico en alegría y creatividad. Con su interior de seca y sertao y la costa de playa y batuque. Del trío eléctrico en carnaval y el birimbao en cualquier tiempo. De Salvador con sus dos ciudades: una baja y la otra alta. Del Pelourinho y sus conventillos. De los talleres de pintura artesanía y los burdeles de paredes cayendo. De la umbanda y los pae de santo. De los templos de candomblé y la música de Gilberto Gil, Caetano Veloso y Dorival Caymi. De la frescura y la sensualidad casi irresistible de las mulatas. De las bahianas vendiendo vatapá y la procesión de Nossa Senhora dos Navegantes. De Yemanjá y los Preto Velho. Eso es Bahía, pero también es mucho más... Los coroneles dueños de tierras y vidas en el interior y el trabajo del campesino por un plato de feijao con farinha de mandioca. La tierra que arde con esqueletos flacos de bueyes y caballos y las plantaciones de cacao. Las favelas colgando de Salvador y los hoteles cinco estrellas por todos lados. Eso es Bahía.

DOS
Todo 10 de agosto es histórico para los bahianos y las bahianas, porque ese día nació el escritor que los hizo conocer universalmente. El autor de Cacao, Los subterráneos de la libertad, Doña Flor y sus dos maridos, Tieta do agreste, Tienda de los milagros y Gabriela Clavo y Canela, por nombrar algunas de las obras más conocidas de Jorge Amado, quien se marchó este 7 de agosto, el mismo día que Caetano Veloso tocaba los 59 años y tres días antes de cumplir los 89.

Pero para hablar de aniversarios habría que recordar aquel de 1992, cuando Amado cumplió 80 años y la Fundación Casa que lleva su nombre en coordinación con el gobierno estadual organizaron una programación que además de Salvador se extendió por Ilheus y Jequié, en Bahía, Río de Janeiro, Sao Paulo y París, donde se realizó una exposición conmemorativa en el Centro Georges Pompidou. El gran festejo estaba preparado, pero sus palabras lo detuvieron. "El día 7 cumplió 50 años Caetano Veloso, uno de los más grandes brasileños vivos -comentó Amado. El sí merece todas las fiestas y todos los aplausos, porque está en pleno vigor de su fuerza creadora. Su poesía es una denuncia como fue la de Gregorio de Mattos y la de Castro Alves (poeta vinculado a la lucha contra la esclavitud). Ese menino de Santo Amaro (lugar de nacimiento de Caetano Veloso) merece todo nuestro cariño y amor".

La humildad era una de sus características, y sabía que vive en el corazón, ya no de Bahía sino de América Latina, sin necesidad de grandes homenajes. Esa sencillez queda más clara cuando habla de su libro Navegación de cabotaje, que algunos críticos los mencionaron como su autobiografía. "En general -afirmó-, en una autobiografía, una persona levanta su propia estatua para recoger glorioso el aplauso del público. Pero este libro no es nada de eso. El título ya lo dice todo, pues la navegación de cabotaje es la navegación de tramos cortos, de poca importancia. En ese libro yo hago una liquidación a precio barato de las pequeñeces de mi vida". A pesar de esa modestia, en casi toda Europa, en especial Francia y España lo llaman maestro. "Acá me dicen maestro -comentaba-, pero es en Bahía, caminando por sus calles, donde me siento bien".

TRES
Salvador, es una ciudad de dos realidades. "La realidad cotidiana, terrible, y la realidad mágica que es más grande que la otra", decía Amado. Y ambas realidades estuvieron siempre presentes en la vida del escritor. "Cada página que escribí -decía-, lo hice del lado de los pobres contra los ricos. Muchas veces de forma muy primaria. En mis primeros libros todos los pobres son buenos, son héroes y todos los ricos son malos, son unos malditos y había que matarlos. Y eso no es verdad, la gente es más compleja, sobre todo los pobres. Pero yo no podía saber todo eso a los 18, 20 y 23 años que fue cuando escribí mis primeras novelas. Eso lo aprendí poco a poco con el pueblo".

Y el transcurso de los años también le hizo perder prejuicios. "Cuando yo era joven -explicaba-, todo lo veía desde el lado triste y miserable. No había aún convertido en experiencia vital, por consecuencia también literaria, una cosa que ha sido muy importante en mi vida. Yo he aprendido más en los prostíbulos que en los colegios. Mi adolescencia literaria transcurrió en parte allí. Mis primeras lectoras han sido las prostitutas. Yo tengo una inmensa ternura por esas mujeres. Pero fue poco a poco que me apoderé de todo ese lado tan bueno. Creo que debo a esto el hecho de que en mis libros el sexo es siempre sano y alegre, nunca es sucio o perverso. Es siempre una fiesta. El sexo es algo que está para dar al ser humano alegría, y esto lo aprendí en los prostíbulos, con las mujeres 'de la vida' de mi país".

Tal vez por eso en la obra de Amado tampoco se idealiza a la prostituta. En Teresa Batista cansada de guerra, una de las obras dedicada especialmente a ellas, Amado describe la lucha de la prostituta por la vida, su pelea diaria por la dignidad, incluso llegando al punto de realizar una huelga. "Ellas son las más desgraciadas de todos los seres, dice el escritor. No tienen derecho a sindicatos, no tienen el apoyo de los partidos, ni de derecha ni de izquierda. Por eso la huelga. Y si uno lee el libro verá que no es un elogio a la prostitución. Es la lucha de la prostituta por la vida. Yo nunca hice de ellas mujeres felices o desgraciadas, hice mujeres. Hice personas con dignidad y amor por la vida. Porque una cosa es sufrir sabiendo conservar el amor y las ganas de vivir".

CUATRO
A pesar de la pobreza cotidiana a lo largo del país, las ganas de vivir, el arte y la alegría están íntimamente ligados al pueblo de Brasil. Eso se presta para que varias veces los periodistas europeos hayan increpado a Jorge Amado, señalándole: "¿cómo con tanta miseria el brasileño baila en las calles y hace el carnaval?". Cada vez que escuchó esas palabras el novelista se enojó, y subiendo un tono de voz, asiduamente tranquilo les dijo: "No hay que confundir el hecho de que porque el brasileño tenga su arte de vivir no sea un pueblo que lucha contra las situaciones adversas. Doy gracias que este pueblo mestizo sea tan fuerte, tan resistente. Que esté vivo, lo que ya es un milagro y que tenga la capacidad de hacer la fiesta y no dejarse matar y enterrar".

Muchas de sus novelas han sido adaptadas para cine o televisión, lo que hizo que tuvieran una repercusión inusual. Pero eso tiene su lado positivo y su lado negativo, aunque en todo caso el aporte en la difusión, dado sobre todo por la TV siempre ha sido valorado por el escritor. "Cualquier adaptación a una obra de ficción es una violencia contra el autor. Hay cosas que me costaron trabajo, que me parecen importantes y luego no están en la adaptación. Pero también hay algo positivo por ejemplo el libro Tieta do agreste, escrito en 1976, vendió cerca de 800.000 ejemplares en el país, mientras que la novela de la TV Globo fue vista por más de 50 millones de personas. Algo similar ocurrió con Gabriela, clavo y canela".

En tanto que Tienda de los milagros, una novela contra el prejuicio racial, al trasladarla a la TV hizo que por primera en Brasil el 85 por ciento de los actores en papeles principales (ya no de mayordomos o cocineras) fueran negros. Los más grandes actores negros. Ese hecho tiene el mérito de haber roto una tradición de racismo en la televisión. "Eso me deja contento porque se rompen esquemas establecidos y se difunden los mensajes que quiero difundir, mucho más que a través de un libro", comentaba.

También hubo sueños en la vida de Jorge Amado, sueños creados, amados y recreados en cada uno de sus días y en cada una de sus novelas. Pero tal vez como todos/as tenía uno principal, uno que deseaba echar a volar para que se torne realidad: "Mi sueño es una revolución sin ideología donde el destino del ser humano, su derecho a comer, a trabajar, amar, vivir la vida plenamente, no esté condicionado al concepto expreso e impuesto por una ideología, sea cual sea".

Jorge Amado ha escrito más de treinta novelas que fueron traducidas a más de veinte idiomas. Paseó a Bahía por el mundo. Dio a conocer la simbiosis entre magia y realidad, sueños y tristezas, alegrías y deseos sin concretar. Pintó las calles, las personas y los mundos de Salvador. Mostró el sufrimiento diario de su gente, y su resistencia, sin miedo a ser feliz. Describió la humanidad de ese país. Ahora, siguiendo el camino de sus personajes, se perdió para siempre en las calles del Pelourinho. Ahora, y antes, y después, Jorge Amado es Bahía.
GILBERTO GIL
La embriaguez del alma

Por Kintto Lucas
Octubre de 1988




El Pelourinho -Ciudad Vieja de Salvador- atrapa con sus construcciones del siglo XVI. Todo está aquí: el folclore, los talleres de artesanía, las iglesias, los grupos de capoeira, la humildad y la magia de los bahianos que parecen haber saltado de los libros de Jorge Amado. A una cuadra de donde se filmó Doña Flor y sus dos maridos, nos encontramos con Gilberto Gil, mito viviente de la música brasileña, ex secretario de cultura municipal y concejal. En sus shows logra una relación casi mágica con el público y algunos de sus discos han vendido más de dos millones de copias. Algo de comunicación sabe.

A mediados de los años 60 surge en Brasil el Movimiento Tropicalista que lo tuvo como uno de sus abanderados. Era algo nuevo en la música brasileña. "El tropicalismo fue un impulso -dice Gil-, que dio espacio a nuevos talentos y demandas de jóvenes artistas e intelectuales que buscaban un lugar para desarrollar sus ideas, sentimientos y reflexiones. Buscaban un lugar para comunicarse. Provocó discusiones con respecto a la cultura brasileña, colocando en jaque una visión conservadora, clásica, con espacios absolutos. Buscó comunicar más a los diferentes sectores, queriendo armonizar esa interacción entre los varios contextos culturales, existentes en el país".

Eran épocas de grandes luchas sociales. Tal vez por eso fue imposible evitar que el movimiento musical se transformara en un movimiento político... "Todos los movimientos culturales son políticos -comenta. El tropicalismo tuvo más connotaciones porque surge en un momento que se había instalado un gobierno autoritario, con grandes restricciones al ejercicio de la libertad y una visión centralizadora de los sentimientos estéticos y cívicos. En esa coyuntura, un movimiento que abría espacios democráticos, se tornaba aún más político".

Cuando regresó del exilio sus creaciones se habían nutrido de otros ritmos, adquiriendo un carácter más universal. Muchos dijeron que era un tipo de penetración cultural. "Es como todas las interacciones que se dan entre los pueblos -dice el cantautor. En ellas existen dos, uno que trae y otro que lleva. Esto implica ventajas y desventajas, pero en general el intercambio existe y la música termina enriqueciéndose.

Recuerdo una presentación de Gil junto al cantante jamaiquino Jimmy Cliff, en el Maracanazinho de Río. Se dio una comunicación entre el público y ellos pocas veces vista. Como una energía que contagiaba. Se lo comento y el me dice: "A través de la música uno da la posibilidad de júbilo, de encuentro, de energía que se pone en movimiento aglutinador con relación a las cabezas y los corazones. Eso es propio del arte. Yo trabajo mucho la escenografía y muevo los plasmas más sutiles del ritmo que son el sonido y la música. Ellos van hacia uno de los sentidos más afinados que es la audición. El sonido da el sentido de esencialidad. En el comienzo todo era sonido".

Le digo que hay mucho de magia en su comunicación con el público y el mueve la cabeza asintiendo. Luego responde: "Sin duda. El arte trabaja con la fragancia de lo real. Es como un perfume: el público se lo coloca y se siente atrapado por él. Y el artista es un mago, un hechicero que sustituye al shamán de las tribus y por eso es consagrado. Yo llego delante del público y estoy autorizado a pugnar por la elasticidad de sus almas y sus mentes. Cuanto más capaz sea el arte de mover la embriaguez del alma, más fácilmente se subirán las personas a él. Por eso mi comunicación, tiene que tener la posibilidad inconsciente de hacer que el mundo levite. Y el atributo religioso me ayuda a levantar al mundo. La gente, sin saberlo, se eleva, ríe, llora... El arte le penetra en el inconsciente. Entrar a un cine y sentarse para ver un film es un ritual religioso también, como los shows, irse al teatro, o leerse un libro".

Pero cuál es la diferencia entre el hecho de componer una canción y el de comunicarse con la gente? "Son dos cosas diferentes -dice Gil. En la comunicación soy una cosa y en la creación otra. Cuando canto en un espectáculo estoy en la fase terminal de la comunicación, y tengo todo encarnado en las personas. Ya no son mis oídos escuchándome como en el acto solitario de la creación. Ya no soy yo haciendo que una parte de mi substituya al público. Cuando estoy en el escenario vibro. No es el público que canta con mi poesía, soy yo quien canta con él; no es el público que baila conmigo, yo bailo con él. Encaro la divinidad y busco transferírsela al público. Yo me transformo así, en uno de los mediadores entre el cielo y la tierra. Pero también, a la vez soy uno más entre la gente. Como la relación del brujo con su tribu. La música es parte de ese misterio que es comunicarse".

¿Y cómo utiliza Gilberto Gil ese misterio en la política? "La comunicación que se hace con el arte es diferente de la que se hace en la política -señala el cantautor brasileño. El arte sacraliza y la política desacraliza. Las personas que le hablan al concejal, se relacionan con él como un realizador del mundo material. Para ellos no es el mediador entre el cielo y la tierra de los shows. Igual es muy difícil separar el concejal del músico".

En una de sus creaciones Gilberto Gil afirma que el gobernador promete pero el sistema dice no. Parece una contradicción que se haya dedicado a la política, sin embargo el señala: "No es una contradicción, es difícil. Aunque lo económico determine lo social, es necesario ir construyendo la nación que queremos, ir buscando soluciones a los problemas sociales. Hay que dar instrumentos pedagógicos en el sentido de despertar una conciencia de participación civil comunitaria. Es preciso que los políticos hablen menos y hagan más. Creo en la participación de la gente y hay que abrir espacio para que se desarrolle, por eso hablo de instrumentos pedagógicos de organización social. El sistema va a continuar diciendo no, pero hay que luchar para que cada vez diga menos no.
JORGE LUIS BORGES
Los laberintos de un maestro

Por Kintto Lucas
Julio de 1999



UNO
La memoria es como un laberinto donde las antiguas palabras convocan fantasmas que se parecen mucho a los recuerdos. Las palabras hacen la libertad de los escritores. Los escritores son los seres más libres de la tierra. Pueden inventar vidas, modificar historias, pueden matar sin castigo y sin culpa, amar y odiar sin penitencia o recompensa. Y si de escritores libres hablamos tenemos que nombrar a Jorge Luis Borges, que en agosto de 1999 estaría cumpliendo 100 años, para quien las palabras eran sólo un puente hacia la metáfora.

Metáforas, muchas metáforas, podríamos decir que Borges fue el hombre de las metáforas. Pero la metáfora ya no sólo como un recurso del lenguaje, sino como un recurso de la vida. Cada metáfora borgeana nos acerca una visión distinta de la existencia o la inexistencia. Y en esas metáforas, además de desentrañar los fragmentos semiocultos de la vida, como todo lírico, Borges también se canta a sí mismo. Y al cantarse a sí mismo no se queda en los viejos temas de amor, muerte, dolor, soledad, naturaleza, felicidad, historia, su ciudad, sino que incluye en su temario las preocupaciones metafísicas: el tiempo, el sentido del universo, la personalidad del hombre. Entonces, Borges al cantarse a sí mismo se interroga sobre la existencia y se contesta: "lo mejor de la vida es su carácter efímero". Tal vez en esa contestación nos está diciendo porque el tiempo de sus conflictos siempre es el presente o mejor dicho, para Borges el futuro no existe es solo una sombra del presente. Entonces para Borges la creación y la vida y las interrogantes solo pueden tener el ahora como escenario. Y para mantenerse atado a ese ahora cultiva como ningún escritor el género del diálogo.

DOS
Aún antes de la ceguera que lo obligara a la literatura oral. Sus amigos recuerdan largas caminatas en las que el autor de Ficciones atravesaba Buenos Aires animado por la energía de conversar. En 1986, que en la biografía de Borges corresponde a su muerte jurídica, Osvaldo Ferreri reunió un excepcional Libro de diálogos con el inmortal escritor.

En el prólogo, afirma Borges: "Unos quinientos años antes de la era cristiana se dio en la Magna Grecia la mejor cosa que registra la historia universal: el descubrimiento del diálogo. La fe, la certidumbre, los dogmas, los anatemas, las plegarias, las prohibiciones, las órdenes, los tabúes, las tiranías, las guerras y las glorias abrumaban el orbe; algunos griegos contrajeron, nunca sabremos cómo, la singular costumbre de conversar. Dudaron, persuadieron, disintieron, cambiaron de opinión, aplazaron. Acaso los ayudó su mitología, que era un conjunto de fábulas imprecisas y de cosmologías variables. Esas primeras conjeturas fueron la primera raíz de lo que llamamos hoy, no sin pompa, la metafísica. Sin esos pocos griegos conversadores la cultura occidental es inconcebible."

Así describía Borges su sentimiento por la conversación, y si nos vamos miles de años más atrás, veremos que el hombre confió en su oídos antes que en sus ojos. El hombre auscultando los vientos y el sonido de la tormenta. El hombre mirando un mundo indescifrable donde las cosas no tenían nombre y descubriendo de pronto el primer signo gráfico, el primer mensaje escrito o dibujado sobre una piedra. El hombre ajustando ese signo a una ley: el primer lenguaje. Entonces comenzó, dicen, la primera alienación del hombre: tuvo que elaborar los conceptos, el contenido de las palabras. El árbol fue ese dibujo, el agua ese sonido, el viento un trazo furioso sobre la piedra. El hombre cambió el oído por el ojo. Cambió el mágico mundo acústico por ese otro objetivo y más perfecto del ojo, pero ya no era libre.

TRES
Luego, preso del contenido de las palabras decidió modificarlo, cada vez que no se adaptaba a sus intereses hasta llegar a un presente en el que la confusión se apoderó del significado de los decires. Tal vez por eso, Borges entendió mucho antes de quedar ciego que para descifrar la palabra escrita antes había que descifrar los sonidos, los gestos, los mundos que se esconden atrás de cada decir. Y conociendo esos mundos se podía comenzar a reinventar la palabra, a reinventar el lenguaje. Pero es al perder la vista del todo cuando tiene que dictar, y al hacerlo, sus cuentos se dejan penetrar mucho más por los esquemas de la lengua oral y del diálogo.

Allí Borges al liberarse totalmente de la palabra escrita, comienza a construir su propia libertad, que al fin de cuentas es parte de su propio escepticismo. Borges, en el fondo, es un escéptico, pertenece a ese grupo de escritores que en todos los tiempos, descreyeron del orden establecido y se quedaron a la intemperie. El mundo, para él es un absurdo, un caos, y dentro de ese caos el hombre está perdido como en un laberinto. Solo que el hombre, a su vez es capaz de construir laberintos propios. Laberintos mentales, con hipótesis que intentan explicar el misterio del laberinto anterior. Entonces, podríamos decir que Borges es un laberinto.

Si seguimos su esquema de análisis según el cual una persona es todas las personas, Borges es todos los hombres. Sin embargo, Borges no es todos los hombres, por eso, siempre estamos recordando su maestría.
TOM JOBIN
El Brasil infinito

Por Kintto Lucas
Mayo de 1998



Cuando habla de Tom Jobin, el cantautor brasileño Chico Buarque dice que sin él la música popular de Brasil no sería la misma, sin su creación la bossa nova no hubiera traspasado las geografías de ese gran país, para convertirse en música universal, sin su piano los pentagramas no se hubiesen bañado de paz... y de tristeza. Porque Antonio Brasileiro de Almeida, más conocido como Tom Jobim, fue el gran compositor de la música brasileña, pero fue también un triste, un solo del mundo como tantos, alguien que se encerraba tanto en sus composiciones, que ellas se encargaban de decir todo por él. Todas las certezas y las dudas, todos los amores y dolores, todas las rebeldías, todas las soledades... todo lo decía a través del piano, a través de la canción.

Para los brasileños es imposible no tocarse con las notas de Jobim. Y pensar en sus canciones es sentir ese "cheirinho" que se desparrama por el aire de la noche como conquistando pieles y corazones, es imaginar dos cuerpos en la madrugada sintiendo la música en cada caricia, es escuchar: "Quiero contarte/ mis ojos ya no pueden ver/ Cosas que solo el corazón/ puede entender/ Fundamental es el amor/ es imposible ser feliz solito/ Ahora ya sé/ De la ola que danzó en el mar/ Y de las estrellas/ que olvidamos de contar/ El amor de deja sorprender/ mientras la noche no quiere envolver". Para Chico Buarque, "la música de Tom Jobin era y es un pretexto para la vida".

Jobin fue, junto a Vinicius de Moraes quien se encargó de revolucionar la creación musical y poética de Brasil, allá por mediados de la década del 50. Pero su trascendencia internacional llegó en 1959, cuando el filme "Orfeo Negro" fue ganador del Festival de Cannes. La película cuenta las vicisitudes de los integrantes de una escola de zamba, que trabajan todo el año para poder hacerse el vestido que lucirán en carnaval. Viven las penurias de la pobreza durante 361 días y se enriquecen con la magia, durante cuatro días. "Orfeo Negro" fue musicalizado en gran parte por Tom.

Después de eso ya fue imposible no contar con él en el momento de hablar de la música de Brasil. "Garota de Ipanema", "Samba de una nota só", "Corcovado", "A felicidade" y "Desafinado", están entre las diez canciones más grabadas de todos los tiempos, y hasta 1992 "Garota de Ipanema" era la quinta canción más tocada del mundo con más de tres millones de ejecuciones. También se dio el lujo de llenar los teatros más importantes de su país, de tocar con gran éxito en Estados Unidos, de que sus composiciones de música clásica fueran consideras entre la mejor música sinfónica contemporánea y realizar los mejores especiales musicales de la TV brasileña.

Pero Tom Jobim también era una persona preocupada con el maltrato de la Amazonia brasileña, alguien preocupado con la contaminación de los ríos por parte de las industrias, con la polución feroz de muchas ciudades de Brasil y, tal vez "Aguas de marzo" sea la canción que más refleje su sentir ecológico, cuando dice: "Es palo, es piedra,/ Es el fin del camino/ Es solo la sobra/ Es un poco solito/ Es un pedazo de vidrio/ Es la vida, es el sol/ Es la noche, es la muerte/ Es el lazo y el anzuelo/ Es el viento soplando/ Es el fin de la ladera/ Es la viga, es el vao/ Fiesta de las poliyas/ Es la lluvia lloviendo/ Es la conversa ribera/ de las aguas de marzo/ Es el fin del cansancio".

Se marchó en diciembre de 1994 y se quedó en la creación de Brasil y América Latina. Fue, sin duda, un genio de la música de Brasil, que cierto día dijo: "Yo amo la tierra. Ella es toda mía. Brasil nao se acaba en Ceará, va hasta Alasca, hasta Texas, es infinito". Como infinita fue la creatividad de Tom Jobin.